domingo, 1 de mayo de 2011

EL PAPA PROLETARIO, beato del 1º de mayo

Pasaba por la izquierda a la socialdemocracia europea

Fue el Papa más avanzado y que más lejos llegó en el ámbito social de la doctrina de la Iglesia

(José Manuel Vidal, Roma).- Trabajó duró con sus manos. En las minas de la química Solvay. Después se hizo cura y obrero del Evangelio. Hoy pasará a la Historia como el primer Papa obrero, beatificado, además, el día de los obreros (San José obrero se llamaba antes), el 1 de mayo.
Juan Pablo II maduró su vocación trabajando en una cantera y alentado por un sastre, que fue su maestro espiritual. Después dedicó su ministerio a la formación de los laicos cristianos que vencieron al comunismo con la lucha obrera del sindicato Solidaridad. Y ya Papa dedicó varias de sus grandes encíclicas a la cuestión social y fue el Papa más avanzado y que más lejos llegó en el ámbito social de la doctrina de la Iglesia.

De hecho, todo el mundo reconoce hoy que Juan Pablo II fue un Papa muy conservador en lo moral y muy abierto en cuanto a su doctrina social. En muchos puntos pasaba por la izquierda a la socialdemocracia europea. Ahí están para probarlo, sus tres grandes encíclicas sociales: 'Laborem exercens', 'Sollicitudo rei socialis' y 'Centesimus annus'. Encíclicas todavía vivas, en las que sigue resonando la denuncia wojtyliana de la desigualdad como la principal causa de los problemas sociales.

Siempre colocó el trabajo por encima del capital, exigiendo unas relaciones justas en el mundo laboral. Denunció los mecanismos de opresión existentes en las relaciones internacionales, criticó con una dureza y severidad sin igual el capitalismo salvaje y desenmascaró los mecanismos ocultos de explotación que operan en la economía de mercado, fruto de las estructuras sociales injustas y del pecado estructural.



En todos los foros internacionales defendió de manera incondicional la justicia y la solidaridad. Criticaba por igual al capitalismo y al socialismo. Para buscar la tercera vía de la civilización cristiana. Porque, a su juicio, los problemas de la humanidad sólo podían encontrar solución en el Evangelio de Cristo.

Juan Pablo II vivió su ministerio como voz de los sin voz. Como el delegado sindical de la clase obrera mundial. Su vida siempre estuvo marcada por la solidaridad y por el compartir hasta lo necesario para vivir. Como la gente obrera, como el pueblo llano. Por eso, tenían que beatificarlo el día del trabajador y el día de la misericordia, en el calendario litúrgico católico. Un Papa elevado a los altares el 1º de mayo, el día que recuerda a quienes dieron su vida por la dignidad del trabajo y la lucha de los pobres. El día de la fiesta del Papa proletario. Del primer Papa proletario de la historia reciente de la Iglesia católica.

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